A pesar de la invasión extranjera en Guanajuato



Denominación de origen para el pan grande de Acámbaro
Por: Emma Aguado
Además de la inseguridad, uno de los problemas más urgentes por resolver en el municipio es el desempleo. Y aunque la apuesta más evidente del gobierno estatal ha sido atraer inversiones extranjeras que resuelvan este problema, la estrategia de atracción de empleos sería muy distinta si se considerara en primer lugar el fortalecimiento e impulso de las empresas locales que en la mayoría de los casos generan más beneficios tanto económicos, sociales y culturales. En el caso de Acámbaro esta situación es muy palpable con la industria de la panificación.
Cuentan los más antiguos pobladores que fue en pleno estallido revolucionario cuando Merced Loeza oriundo de Cuitzeo del Porvenir llegó a estas tierras del maguey a instalar la primera panificadora de la que se tenga memoria, a partir de entonces la tradición se va hilando con la participación de otras familias, casi todas de origen común. Si bien es cierto no toda la población acambarense vive del pan, la mayoría obtienen un beneficio de él por lo menos indirectamente.  Actualmente esta industria se compone de 80 familias panaderas que dan empleo a unas 800 personas de los cuales 14 integran lo que se conoce como la Unión de Pan Grande de Acámbaro.
Sin embargo el gremio ha sido castigado por el alto costo de los insumos, además de la falta de apoyo institucional que por muchos años los ha desatendido, lo que les ha impedido su crecimiento. Pero la historia podría estar a punto de cambiar.
En días pasados se registró ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) la marca registrada y la denominación de origen para el pan acambarense.  Este derecho de exclusividad, con muchos beneficios para la industria, la posicionaría como la más importante a nivel tradicional en el país. Así, con la apertura de los panaderos para poder llegar a un ordenamiento de sus procesos de manufactura en lo que se denominan las reglas de operación, se estaría protegiendo el nombre de este producto con la posibilidad de competir a nivel internacional respetando sobre todo la indicación geográfica.
 En los últimos seis meses se han realizado análisis técnicos y científicos para obtener una certificación de calidad con un compromiso estipulado en las reglas de operación: mantener la tradición y la calidad del pan. Ahora la PROFECO, la PGR y el propio IMPI podrán intervenir para evitar la falsificación del pan grande de Acámbaro y poner tras las rejas a quienes infrinjan la ley.  Falta agregar que la fuerza que adquiere a partir de ahora la Unión de Pan Grande de Acámbaro, figura central que regulará la calidad e inclusión de productores, tendría en sus manos la enorme responsabilidad de transparentar sus procesos y de mantener la equidad entre los panaderos, muchos de ellos carentes de la infraestructura necesaria.
Actualmente el IMPI hace una revisión del expediente y se espera que en los próximos meses se haga realidad un sueño por muchos años anhelado.


No estamos aquí por gusto




ACÁMBARO: ¿QUÉ PASARA CON SU CENTRO HISTÓRICO?

“No estamos aquí por gusto” dijo uno de los líderes del comercio informal rememorando aquel año en el que fueron reubicados por mandato del alcalde panista Antonio Novoa, “fue el acuerdo al que llegaron con Coppel: quitarnos de la Hidalgo para que se instalara la empresa y mandarnos cerca del corralón”, agregó Luis convencido de que la maniobra no funcionó, y efectivamente las ganancias han sido muy pocas. Hoy esa fallida reorganización que prometió grandes  beneficios  a los ambulantes ha provocado más problemas al centro de la ciudad repercutiendo en la imagen urbana, en el comercio establecido, en el tráfico vehicular y en las ventas, “a veces ni nos persignamos”, se lamenta Luis. Además cada tres años la voluntad de los candidatos por darle solución al ambulantaje ha mostrado únicamente su retórica por el capital político que representa.
En su última visita a Acámbaro, el gobernador Miguel Márquez adelantó que habría recursos para remodelar el centro histórico y ciertamente el proyecto va en marcha. Sin embargo a la fecha diversos grupos de la sociedad acambarense dicen desconocer detalles del mismo y muchos otros, como  los ambulantes, hasta hace poco ignoraban por completo de qué se trata a pesar de que tendrán que ser reubicados para modificar la explanada de la Plazuela Hidalgo uniéndola con el Jardín Pedro Cruz.
El crecimiento del comercio informal es un tema pendiente para la administración de René Mandujano sin duda, igual que la explicación cabal a la ciudadanía del trabajo que se realizará en una parte del centro histórico que ante este panorama tendría que contemplar una estrategia adecuada para organizar de una vez por todas el corazón de la ciudad.  Proyecciones oficiales  prevén  que este trabajo, que se realizará en etapas, podría alcanzar los casi 20 millones de pesos. Con ese recurso podríamos concebir una ciudad funcional y digna que promueva el turismo y la cultura, y que además resuelva los problemas más urgentes: inseguridad, banquetas, drenaje, baches, espacios para discapacitados y ciclistas, basura, por mencionar algunos. Pero hasta el momento la incertidumbre en buena parte de la población prevalece: ¿se rescatará todo el centro histórico? ¿Se tomarán en cuenta aspectos de la identidad cultural de Acámbaro? ¿El espacio para el comercio informal será el adecuado? ¿Será el proyecto compatible con uno de mayor alcance que pueda equipararse a lo que era Acámbaro antes de la década de los sesenta cuando se implementó el  Plan Guanajuato     que marcó un antes y un después en la historia urbanística de la ciudad?
El próximo 22 de Octubre se conmemorará un año más de la constitución del Ejército Insurgente en Acámbaro, fecha reconocida en el calendario cívico de nuestro país y muestra de la importancia de esta tierra, por lo que cualquier intención para cambiar la imagen de la ciudad tendría que  proponerse dar realce a la personalidad propia del municipio que actualmente se difumina entre el caos y descuido  provocados por  la falta de planeación adecuada.