Sentado al centro del templo el
niño miraba al sacerdote fijamente como si nada a su alrededor importara. Con
énfasis afirmaba todo lo que el padre le decía y éste último parecía
concentrado exclusivamente en el pequeño que esa tarde cumplía con los deberes
de su religión. En el templo la mayoría esperábamos el momento en el que el
obispo comenzaría a hablarnos de la corrupción de nuestros gobernantes o de la
impunidad en la que vivimos, sin embargo a muchos sorprendió la ternura con la
que habló al niño de la responsabilidad del ser cristiano dejando el análisis
de la realidad para después de terminado el rito.
Raúl Vera regresó a su pueblo
natal el sábado 30 de noviembre invitado por un empresario acambarense para
celebrar la misa de primera comunión de su pequeño. Con una agenda apretada, el obispo de
Saltillo se dio tiempo incluso para presidir la misa de un reconocido maestro
de la localidad en su aniversario luctuoso. Fue un viaje breve, en el que
apenas le dio tiempo de asistir a la fiesta del niño en la que fue uno de los
invitados especiales, junto con políticos y empresarios del municipio.
Antes de abordar la camioneta que
lo esperaba, el posible candidato al próximo premio Nobel de la paz saludó a
miembros del Observatorio de Derechos Humanos que lleva su nombre y respondió a
las preguntas de los reporteros acerca de su posición sobre los
feminicidios. Al ser cuestionado sobre
el papel que debiera jugar el gobierno, categóricamente Vera se declaró a favor
de la alerta de género en Guanajuato y relacionó lo que sucede en este estado
con lo que ha pasado por años en el norte del país: “México se está
caracterizando por una nula procuración de justicia, el caso de los
feminicidios es emblemático, no hay persecución del delito, la impunidad los
multiplica. Negocio criminal en donde las autoridades tienen una gran parte de
la culpa”, comentó.
Desde su papel como defensor de
los recursos mineros en México lamentó que la tercera parte del territorio esté
concesionado por una miseria mientras el beneficio para la población es casi
nulo. Antes de despedirse y con un tono de molestia evidente dijo que la clase
política hoy está para vender el país y remató con una crítica dura a las
reformas que están presentando que son, dijo, “criminales, ¡éstos vienen por
todo!”.
Raúl Vera sigue manteniéndose
como referente de lucha social en el país, y pese a que constantemente es
asediado por grupos delictivos y círculos políticos, su presencia en Acámbaro
sigue siendo generosa, sus visitas son
sinónimo de abrazos fraternales y caras de gozo en el cruce con viejos amigos y
familiares que hacen filas para expresar sus afectos. Verlo regresar es ser
testigo de un encuentro poderoso con su tierra que por instantes pareciera
quitarle ese peso que cargan quienes como él, están comprometidos con la
dignidad humana.
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