Todo por un voto



Ni siquiera en Acámbaro se escapó Sergio García Ramírez, ex procurador general de la República y ex consejero general del IFE, de que se le cuestionara sobre aquel  tan controversial voto que terminó favoreciendo al entonces candidato Peña Nieto en el caso de compra de voluntades durante la pasada elección presidencial y que avaló una supuesta legitimidad que a la fecha sigue sin resolverse. Y aunque García Ramírez terminó dejando el puesto como consejero electoral argumentando razones personales, quizá nunca sabremos a cabalidad si su ex militancia priista determinó su posición al momento de emitir su veredicto final, aunque fuera sólo de manera inconsciente.
El connotado jurista y ex aspirante a la presidencia de la República ha sido perseguido por una estela de cuestionamientos por parte de aquellos que guardan en su memoria no sólo su actuación en el caso García Camarena (en su momento fue responsable de las investigaciones del secuestro, tortura y asesinato del agente de DEA a manos del cártel de Guadalajara liderado por Caro Quintero), sino también por el caso MONEX, pese a que él mismo se presenta como  defensor de los más desprotegidos en muchos foros a los que asiste a raíz de su participación como juez de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.
A la fecha podríamos preguntarnos ¿qué hubiera sucedido si  el ex consejero hubiera mantenido su abstención de votar en el caso de compra de votos?, ¿Peña Nieto hubiera sostenido su triunfo electoral y seguiría ocupando la silla presidencial?  Si bien es cierto Sergio García no fue el único que emitió su voto en ese sentido conformando una frágil mayoría en el Consejo General del IFE, y aunque sus votos pretéritos hayan tenido una mayor coherencia, sin duda el voto fundamental e histórico que marcó a México fue uno solo, el suyo.
Pero una cosa lleva a la otra, el triunfo de Peña Nieto fue a su vez el de un modelo económico diseñado para aplicarse en nuestro país y las reformas recientes entran en la lógica de ese esquema que da continuidad a un plan que tiene por lo menos 30 años.
Parafraseando a García Ramírez, desde 1917 no se había modificado la Constitución en México de manera tan radical, se diría incluso que estamos frente a otra muy distinta de la que conocíamos. Pero habría que preguntarse si desde la óptica de los Derechos Humanos las reformas han sido suficientemente discutidas y valoradas todas las opiniones antes de la toma de decisiones de esta magnitud. Para el jurista los cambios eran necesarios y las sacudidas e incluso heridas que se han dado, eran de esperarse. A partir de ahora nos hará falta aguardar las consecuencias,  observar de cerca las reacciones, medir los resultados, incluyendo la posibilidad de una consulta popular para el caso de la reforma energética. Pero para ello es necesario impulsar la participación social, el interés por el futuro de este país, y sobre todo estar conscientes del peso que puede llegar a tener un voto.
(Sergio García Ramírez estuvo en Acámbaro el pasado lunes 16 de diciembre, invitado por la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en este municipio).

Raúl Vera a favor de la alerta de género


Sentado al centro del templo el niño miraba al sacerdote fijamente como si nada a su alrededor importara. Con énfasis afirmaba todo lo que el padre le decía y éste último parecía concentrado exclusivamente en el pequeño que esa tarde cumplía con los deberes de su religión. En el templo la mayoría esperábamos el momento en el que el obispo comenzaría a hablarnos de la corrupción de nuestros gobernantes o de la impunidad en la que vivimos, sin embargo a muchos sorprendió la ternura con la que habló al niño de la responsabilidad del ser cristiano dejando el análisis de la realidad para después de terminado el rito. 
Raúl Vera regresó a su pueblo natal el sábado 30 de noviembre invitado por un empresario acambarense para celebrar la misa de primera comunión de su pequeño.  Con una agenda apretada, el obispo de Saltillo se dio tiempo incluso para presidir la misa de un reconocido maestro de la localidad en su aniversario luctuoso. Fue un viaje breve, en el que apenas le dio tiempo de asistir a la fiesta del niño en la que fue uno de los invitados especiales, junto con políticos y empresarios del municipio.
Antes de abordar la camioneta que lo esperaba, el posible candidato al próximo premio Nobel de la paz saludó a miembros del Observatorio de Derechos Humanos que lleva su nombre y respondió a las preguntas de los reporteros acerca de su posición sobre los feminicidios.  Al ser cuestionado sobre el papel que debiera jugar el gobierno, categóricamente Vera se declaró a favor de la alerta de género en Guanajuato y relacionó lo que sucede en este estado con lo que ha pasado por años en el norte del país: “México se está caracterizando por una nula procuración de justicia, el caso de los feminicidios es emblemático, no hay persecución del delito, la impunidad los multiplica. Negocio criminal en donde las autoridades tienen una gran parte de la culpa”, comentó.
Desde su papel como defensor de los recursos mineros en México lamentó que la tercera parte del territorio esté concesionado por una miseria mientras el beneficio para la población es casi nulo. Antes de despedirse y con un tono de molestia evidente dijo que la clase política hoy está para vender el país y remató con una crítica dura a las reformas que están presentando que son, dijo, “criminales, ¡éstos vienen por todo!”.
Raúl Vera sigue manteniéndose como referente de lucha social en el país, y pese a que constantemente es asediado por grupos delictivos y círculos políticos, su presencia en Acámbaro sigue siendo generosa,  sus visitas son sinónimo de abrazos fraternales y caras de gozo en el cruce con viejos amigos y familiares que hacen filas para expresar sus afectos. Verlo regresar es ser testigo de un encuentro poderoso con su tierra que por instantes pareciera quitarle ese peso que cargan quienes como él, están comprometidos con la dignidad humana.



Día de muertos




Mientras en Acámbaro la violencia escala a niveles nunca antes vistos, en una de sus escuelas surge un remanso esperanzador. Es primero de Noviembre en Nuevo Chupícuaro,  la primaria representa el ritual purépecha que da la bienvenida a los muertos en un poblado donde la mayoría se va al norte y adopta costumbres extranjeras.  
 

De sabalina y jareta, con blusa bordada y cabello trenzado, aparece la maestra Elvia preparando la llegada de las mariposas Monarca con niños que revolotean vestidos de blanco atravesando la puerta de la escuela adornada con un arco de flores de cempasúchil y altares con papel picado; sus madres los traen de la mano y van cargando sus alas anaranjadas. Al fondo del patio, protagonista del evento, la colorida “K’estsïtakua” u ofrenda purépecha luce espléndida rodeada de frutos, panes, veladoras y un camino florido, tránsito de la vida a la muerte, dedicada a Hidalgo y a Morelos. Huele a copal, con  cantos y poesías los más pequeños evocan los espíritus de sus antepasados mientras brindan ofrendas a los presentes.
 “El interés del pueblo por reconocer sus raíces es lo que me trajo aquí”, dijo la maestra originaria de la Meseta Purépecha quien lleva trece años impartiendo con valentía la lengua purépecha en la primaria del histórico pueblo que pese a la influencia norteamericana se ha preocupado por preservar sus orígenes quizá como ningún otro en el municipio. 


Acámbaro es uno de los ocho municipios en el estado que trabaja con el programa “Asesor técnico pedagógico para la atención educativa a la diversidad social lingüística y cultural”, que promueve la enseñanza de las lenguas originarias respaldado por la Dirección General de Educación Indígena en coordinación con la SEG .  Y aunque en 2010 el INEGI contabilizó 40 lenguas originarias en el estado y recientemente la SDSyH realizó un censo que arroja una cantidad de 90 comunidades guanajuatenses reconocidas como indígenas que podrían demandar ayuda para reforzar su cultura, el avance todavía es muy pobre.





Con poco más de 111 millones de pesos anuales para operar en todo el país en tan sólo 24 estados según cifras proporcionadas por la SEG, uno de los obstáculos a los que se enfrentan para poder multiplicar el esfuerzo es la falta de personal docente con la preparación suficiente y el desinterés de padres de familia, gobiernos, mandos medios, supervisores y delegaciones de educación que impulsen estas actividades que están destinadas prioritariamente a reforzar el derecho de todo pueblo indígena a recibir educación en su lengua.  
Pese a ello, compromisos como el de Elvia Tomás van enraizando lento pero profundo en la comunidad y sin siquiera proponérselo el pueblo ya no luce brujas al por mayor en los primeros días de noviembre. El abrazo de la maestra está enseñando a sus alumnos a mirarse en lo profundo y serenamente la veo despedir a sus pequeñas mariposas con máscaras de viejitos, a sus poetas y cantantes que se van tarareando en la mente “Male Esperancita”.



Con poco más de 111 millones de pesos anuales para operar en todo el país en tan sólo 24 estados según cifras proporcionadas por la SEG, uno de los obstáculos a los que se enfrentan para poder multiplicar el esfuerzo es la falta de personal docente con la preparación suficiente y el desinterés de padres de familia, gobiernos, mandos medios, supervisores y delegaciones de educación que impulsen estas actividades que están destinadas prioritariamente a reforzar el derecho de todo pueblo indígena a recibir educación en su lengua.  



Pese a ello, compromisos como el de Elvia Tomás van enraizando lento pero profundo en la comunidad y sin siquiera proponérselo el pueblo ya no luce brujas al por mayor en los primeros días de noviembre. El abrazo de la maestra está enseñando a sus alumnos a mirarse en lo profundo y serenamente la veo despedir a sus pequeñas mariposas con máscaras de viejitos, a sus poetas y cantantes que se van tarareando en la mente “Male Esperancita”.




Pecado de omisión



Poco conocemos de lo que sucede al interior de las aulas en México. De manera extraoficial sabemos que en ellas operan grupos, en su mayoría de estudiantes, que someten a otros a través de la extorsión, el miedo y la violencia física. Sin embargo, ni los padres de familia, ni los maestros, ni las autoridades educativas o de salud han logrado adentrarse a fondo en la espesura del comportamiento juvenil en los espacios escolares, lo que ha generado un vacío que ha sido aprovechado por los jóvenes.  Sólo cuando se registra algún caso de violencia extrema que trasciende los muros de las escuelas, el fenómeno asoma su horrenda figura para luego regresar a su escondite favorito: el silencio institucional.
Este fenómeno asomó sus garras recientemente en Acámbaro cuando Jessy, una joven estudiante de preparatoria fue atacada brutalmente por un ex compañero de escuela mandándola al hospital en los límites con la muerte.  El caso actualmente está en proceso de investigación y los elementos que se tienen no permiten dar cuenta todavía de lo sucedido con exactitud. Sin embargo las preguntas que surgen tienen que ver fundamentalmente con lo que sucede no sólo al interior de los hogares, sino también al interior de las escuelas.



Y aunque el problema de la violencia es multifactorial, la impunidad que impera en el salón de clases es un reflejo impactante de lo que le pasa a nuestro país. Los estudiantes son sometidos por otros con prácticas de avanzado tono criminal: amenazan, roban, cobran piso e insultan incluso a sus propios padres y maestros. Los baños son puntos de reunión en donde se consumen alcohol y drogas; y problemas como el embarazo prematuro, el uso de armas, el abuso sexual, las depresiones o actos pre suicidas son el pan nuestro de todos los días. Las escuelas para muchos jóvenes han dejado de ser un lugar de capacitación y aprendizaje, para convertirse en verdaderos infiernos. Y es imposible en muchos de los casos no darse cuenta de ello a pesar de que los estudiantes callen, sobre todo si son víctimas de violencia y se encuentren amenazados.
Al parecer ni Operación Mochila, ni las cámaras de vigilancia colocadas en algunas secundarias, ni las nuevas leyes, han servido para inhibir los ímpetus delincuenciales de los estudiantes. Se cuestiona igualmente la pertinencia de las escuelas de tiempo completo en un contexto carente de infraestructura básica y la falta de reformas adecuadas al sistema educativo.
Lo que le sucedió a Jessy ha conmocionado a los acambarenses, sobre todo a un grupo de jóvenes que espontáneamente salieron a la calle para exigir un alto a la violencia. Pero esa conmoción no debiera petrificarse, habría que darle un cauce adecuado que implique el seguimiento del caso para que se resuelva con celeridad, además de revisar las omisiones en todos los niveles de autoridad que están costándole muy caro a nuestra sociedad. Con estos antecedentes, sería imperdonable que la agresión que sufrió Jessy se repitiera.